Los atascos en las tuberías, son un problema bastante común en los edificios, que pueden provocar daños materiales y muchos dolores de cabeza.
La mejor forma de evitar los atascos, es saber por qué se forman y hacer un mantenimiento adecuado para prevenirlos.
Y en caso que tengas un atasco lo mejor es contactar con un fontanero profesional.
Las tuberías se pueden atascar por diferentes motivos, siendo estas las causas más comunes:
Los residuos que se tiran por los desagües (jabones, aceites, papel, etc.), se acaban solidificando y se van acumulando en alguna zonas de las tuberías (zonas de poca pendiente, grietas, etc.).
Con el tiempo van reduciendo la sección de la tubería hasta que la acaban taponando. En ocasiones también se forman tapones en las tuberías por tirar residuos no aptos para los desagües (pañales, alimentos, etc.).
Con el paso de los años, las tuberías se van deteriorando y pueden agrietarse o romperse. Esto provoca que los residuos se vayan acumulando en las zonas deterioradas y que puedan entrar residuos del exterior.
Es muy común en edificios antiguos con tuberías de hormigón o gres.
Es posible que la tubería se rompa en alguna zona, debido a una perforación de la tubería, por las vibraciones de una obra cercana o por el transito de maquinaría pesada por encima de ella.
Las tuberías de hormigón y gres, suelen romperlas los roedores (ratas, etc.). Esto provoca que los residuos no puedan fluir y acaben obstruyendo la tubería.
En terrenos poco compactos o con el nivel freático alto, puede hundirse el terreno provocando un asentamiento irregular de la tubería.
Esto puede afectar a la pendiente de la tubería (que puede llegar a invertirla) e incluso llegar a romper la tubería (por la tensión generada en las zonas mal asentadas).
La mejor forma de prevenir los atascos, es hacer un mantenimiento periódico de la red de saneamiento.
En función de la cantidad de vecinos del edificio, del volumen de residuos desechados y del tipo de residencia (habitual o de verano), variará el periodo de mantenimiento de las tuberías.
Si las tuberías son antiguas y están un poco deterioradas, es más fácil que se acumulen los residuos. Para evitar los constantes atascos, habrá que hacer un mantenimiento más intenso.
En caso de que el volumen de evacuación de la red de saneamiento sea un poco justo, habrá que contratar un mantenimiento más habitual.
En estos casos, lo recomendable es sustituir las tuberías para reducir el periodo de mantenimiento.
Dependiendo del sistema de evacuación existente en la red de saneamiento, variará en gran medida el periodo de mantenimiento.
En estos casos, el mantenimiento a contratar dependerá del volumen del pozo séptico y de la cantidad de residuos desaguados por los vecinos.
Para evitar estos costosos mantenimientos, si es posible, es recomendable enlazar la red comunitaria a la red de evacuación general.
Si la red de evacuación está conectada a la red general, se evitará el mantenimiento del pozo séptico, pero habrá que seguir haciendo el mantenimiento del sifón. Para poder eliminar el sifón, es necesario que haya sifones en todos los desagües de cada vivienda.
En caso de tener conectada la red de saneamiento a la red general de evacuación sin sifón, reducirá los costes de mantenimiento al mínimo.