No es de extrañar que exista alguna gotera en el techo del garaje, de echo algunas existen desde el día que se construyo.
La composición del techo del garaje, influirá mucho para localizar el origen de la filtración, ya que el agua va cayendo por gravedad y se mete entre las juntas y recovecos que encuentra en el camino, hasta encontrar una salida.
Las goteras pueden tener orígenes muy diferentes y en ocasiones es muy difícil localizarlas, por eso a veces no se reparan o como mucho se canalizan.
Las goteras en el techo del garaje, aparecen cuando hay una filtración de agua desde la zona superior del garaje, que se acaba filtrando a través del techo hasta caer en el garaje.
En función del tipo de construcción realizada sobre el garaje (cubierta exterior, local comercial…), los orígenes de las goteras variaran, siendo estas las causas más habituales:
Si encima del garaje hay una cubierta exterior (plaza, jardín, etc.) y se deteriora la impermeabilización, el agua se empezará a filtrar hasta llegar al garaje.
Las zonas más críticas de la impermeabilización son los puntos singulares y encuentros (juntas de dilatación, desagües, solapes, etc.).
Las goteras en los techos de los garajes, producidas por el deterioro de la impermeabilización de una cubierta exterior, suelen aparecer y desaparecer en función de la lluvia (pero no siempre).
Una fuga en la red de suministro de agua, a veces es muy difícil de localizar, sobre todo si es pequeña. Habitualmente se producen por el deterioro de las uniones de las tuberías o al pinchar una tubería mientras se hace una reforma. Este tipo de fugas, suelen producir goteras en el techo del garaje constantemente, ya que el flujo del agua no varia.
Las fugas en las redes de evacuación (fecales o pluviales), son otro factor a tener en cuenta como posible origen de las goteras en el techo del garaje.
Suelen aparecer al fisurarse un codo (al caer pequeñas piedras u objetos), al deteriorarse las uniones de las tuberías o las propias tuberías.
Si la fuga es de la red de aguas fecales (inodoros, duchas, etc.), puede provocar olores en el garaje y la aparición de insectos. Las goteras del garaje, pueden aumentar o disminuir en función del uso que se le de a los desagües.
Aunque todo lo anterior puede servir como referencia, la frecuencia con la que caen las goteras o su caudal no depende únicamente de su origen (lluvia, red de suministro de agua o de evacuación).
También influirán los elementos por los que se filtre el agua, desde su origen hasta llegar al garaje (aislantes, morteros, forjados), de sus pendientes, etc.
Para facilitar la tarea de localizar las goteras, es conveniente conocer todos los elementos existentes entre el garaje y la zona superior del garaje, así como el sistema de forjado empleado.
Cuando vemos una gotera en el techo de un garaje, normalmente no le damos demasiada importancia, salvo que haya algún elemento eléctrico cerca. Pero las goteras, ocasionan múltiples daños a los objetos y a los elementos constructivos del garaje.
Los daños más claros, son los que ocasiona el agua al caer sobre objetos sensibles a la humedad (metálicos, madera, etc.), o los provocados por los desprendimientos de los techos del garaje (en vehículos, etc.).
Por otro lado, las gotas que caen del techo contienen sustancias diluidas (salinas, químicas…), adquiridas al filtrarse a través de los diferentes materiales del techo. Esas gotas deterioran la pintura de los vehículos, los metales, etc.
Por último, al evaporarse el agua que cae en el garaje, puede aumentar la humedad relativa del aire, haciendo que se oxiden los elementos metálicos y favoreciendo a que aparezcan condensaciones.
Antes de que aparezcan las goteras en el techo del garaje, el agua se ha ido filtrando por todos los elementos que se ha encontrado por su camino (vigas, forjados, revestimientos, etc.). Desde el primer momento que se filtra el agua, se empiezan a deteriorar esos elementos, ocasionándoles daños muy graves en poco tiempo (oxidación de las armaduras del hormigón, deterioro de los revestimientos, etc.).
Estos daños acaban produciendo desprendimientos de los revestimientos y deterioros en las armaduras de la estructura, pudiendo afectar gravemente a la integridad del edificio.