Muchos se preguntan cómo minimizar estas pérdidas energéticas que se tienen por las ventanas-
Las ventanas, normalmente, están formadas por tres partes: marco, acristalamiento y sistema de protección solar.
Como ya hemos comentado, en este artículo vamos a analizar el marco de la ventanas, para el acristalamiento puedes visitar este artículo:
Al marco de la ventana le llama carpintería y los materiales más habituales son el aluminio, la madera y el PVC, aunque también podemos encontrarlos en otros materiales como acero inoxidable o el poliuretano, menos extendidos y más caros.
Cada material tiene sus propiedades, pros y contras:
Este tipo de marco es el más habitual desde hace muchos años.
Se presenta en varios formatos; lacado en color, anodizado, con imprimación imitando madera, etc.
El mantenimiento de este material es prácticamente nulo, resiste muy bien el paso del tiempo ya que no se oxida y su relación peso/resistencia es muy buena por lo que es muy indicado para ventanales grandes.
Por el otro lado transmite muy bien el calor, lo que significa que si el diseño no está bien hecho las perdidas de energía pueden ser muy grandes.
Estéticamente suele ser el favorito e incluso es obligado colocar este tipo de carpintería en muchas zonas (especialmente centros históricos).
Hay muchos tipos de maderas, cada uno con sus propiedades específicas, pero por regla general es un material resistente, relativamente pesado y que no transmite bien el calor, por lo que colocar este tipo de marcos es una buena forma de ahorrar energía.
El lado malo es que este tipo de carpintería suele necesitar un mantenimiento continuado y puede ser muy sensible a variaciones de humedad y temperatura, aunque cada vez se avanza más en este sentido y existen carpinterías tratadas que apenas precisan cuidados.
El precio suele ser más elevado.
Es el material cuyo uso más ha proliferado en los últimos años, debido principalmente a su ligereza, buen precio y buena resistencia térmica.
Se presenta lacado en cualquier color o imitando madera y, si la carpintería está bien realizada, el aspecto es muy bueno, aunque también se ven carpinterías que tienen aspecto de “plástico malo” en las ofertas de algunas cadenas comerciales.
La resistencia es su punto flojo y en grandes ventanales los marcos pueden llegar a ser muy aparatosos para evitar deformaciones.
La durabilidad que se promete es muy buena y el mantenimiento nulo, por lo que es una buena opción a tener en cuenta.
Generalmente estos materiales se combinan entre sí para lograr carpinterías con las propiedades deseadas.
Por ejemplo, es habitual encontrar carpinterías de aluminio que tienen PVC en el centro para provocar la rotura del puente térmico (de la que hablaremos más adelante), carpinterías de PVC con alma de aluminio o acero para conseguir más resistencia y elaborar perfiles más delgados, o carpinterías de madera con aluminio en el centro para rebajar el peso y evitar deformaciones por cambios en la temperatura y la humedad.
Lo cierto es que en cuanto a materiales, cualquiera de las combinaciones es buena para el ahorro energético y la elección dependerá de la zona en la que nos encontremos, siempre que sea una carpintería bien realizada y de calidad: el diseño del marco es lo más importante, por lo que vamos a analizar qué tipo es el más apropiado.
Existen infinidad de posibilidades a la hora de crear una carpintería, pero todas deben tener algo imprescindible, tanto por normativa como por sentido común: rotura del puente térmico.
El concepto de puente térmico es muy sencillo: si un mismo material da al interior y al exterior de la vivienda la energía se transmitirá a través de el y se perderá, especialmente si el material es un buen conductor térmico (como el aluminio).
Romper el puente térmico no es otra cosa que interrumpir este flujo de energía con un material aislante o mediante el vacío.
Por lo tanto es importante que las carpinterías sean un “sándwich” formado por tres capas: material de acabado interior, aislante y material de acabado exterior.
Además de que los marcos incluyan la rotura del puente térmico, es también muy importante la forma de apertura de las ventanas, ya que no todas son igual de eficientes (energéticamente hablando).
A la hora de elegir ventanas podemos hablar básicamente de tres tipos de aberturas en ventanas: Abatibles, correderas y fijas.
Hay infinidad de posibilidades; batientes, pivotantes, oscilo batientes, basculantes… cualquiera de ellas ofrece un cierre bastante hermético y la diferencia radica principalmente en la forma de apertura, que debe adaptarse a cada ventana por la accesibilidad o el espacio disponible.
Es interesante la opción de ventanas oscilo batientes, que permitan una apertura normal o abrir apenas 10 centímetros por la parte superior, lo que es perfecto para ventilar sin perder demasiada energía.
La contra de este tipo de ventanas es que necesitan espacio libre en el interior de la vivienda y, si las hojas son muy grandes, deben ser muy resistentes, por lo que suelen ser perfiles muy gruesos en comparación con las correderas.
Pueden correderas horizontales o verticales (guillotina), con dos hojas o con una hoja y un fijo.
Este tipo de carpintería es menos eficiente, ya que el cierre es mucho menos hermético que en una ventana abatible.
El lado bueno es que no precisa de espacio en el interior de la vivienda para poder abrirse y que los marcos no tienen que ser muy resistentes ya que no tienen que soportar todo el peso del cristal, por lo que pueden ser más delgados y ofrecen más superficie de iluminación.
Hay que tener cuidado, ya que este tipo de carpintería no siempre cumple las exigencias del CTE y no se puede colocar en muchas zonas de España.
Energéticamente hablando es la mejor opción ya que las pérdidas son mínimas.
Ofrece la mayor superficie de acristalamiento y, al no haber cierres ni partes móviles, es totalmente hermética, pero no es posible ventilar a través de ellas.
Aunque evidentemente no es posible ni lógico colocar todas las ventanas así, si que se puede realizar un estudio sobre qué partes se podrían colocar de forma fija, ya que reduciría notablemente las pérdidas de energía si se combinan con las partes móviles necesarias.
Por último, hay que prestar especial atención a la ejecución de la colocación de las ventanas en los cerramientos, ya que una buena carpintería mal colocada pierde toda su eficiencia.
Al preparar el hueco para recibir la carpintería debe tenerse en cuenta el puente térmico que puede producirse en esa zona y romperlo mediante aislamientos.
Al colocar la carpintería debe sellarse bien con espuma de poliuretano o similares para evitar fugas en la junta entre carpintería y cerramiento, y todas las juntas deben estar perfectamente impermeabilizadas para evitar filtraciones.
En definitiva, independientemente del material escogido se debe exigir siempre una carpintería de calidad, con rotura del puente térmico, preferiblemente, abatible y cuidando el diseño, poniendo partes fijas siempre que sea posible.
Por supuesto un técnico puede ayudar a realizar la mejor elección y el diseño más eficiente que puede permitirnos ahorrar una gran cantidad de energía.