No todas las ventanas necesitan disponer de control solar, ya que dependiendo del uso que tenga la estancia o su orientación es posible que no sea necesario colocarlo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es la orientación de la ventana, la forma en que incide el sol sobre ella y el desplazamiento del mismo a lo largo del día. Vamos a analizar las cuatro orientaciones básicas:
Ventanas con orientación Norte:
Las ventanas que dan al norte solamente recibirán sol durante unas pocas semanas al año, normalmente desde mediados de mayo hasta mediados de julio, y durante unas pocas horas: al amanecer y al atardecer.
Esto quiere decir que si la estancia se utiliza, por ejemplo, para trabajar de 9 a 18h, la luz nunca va a incidir de manera directa a través de la ventana, mientras que, si hablamos de un dormitorio, en verano a las 7h estará dando de lleno, lo que puede resultar molesto.
Ha de puntualizarse que siempre que incida el sol en una ventana orientada al norte lo hará desde un ángulo muy bajo, lo que hay que tener en cuenta a la hora de elegir el sistema.
Ventanas con orientación Este:
En esta orientación recibiremos sol directo desde el amanecer hasta el medio día, y el sol describirá una trayectoria ascendente mientras se desplaza en un arco este-sur, por lo que a primera hora recibiremos un sol directo y muy bajo y conforme pase la mañana recibiremos un sol más alto.
Durante la mañana es importante que los espacios de trabajo tengan una regulación correcta, que nos permita trabajar con luz natural y ahorrar energía, pero el deslumbramiento puede resultar muy molesto, por lo que hay que prestar mucha atención al sistema elegido.
Ventanas con orientación Oeste:
Es justo la situación contraria a la de la orientación este, recibiremos sol directamente desde el mediodía al atardecer, y estará muy bajo a última hora.
Por la tarde se suelen utilizar más los salones de las viviendas, en los que el aprovechamiento de luz natural puede ahorrar energía, pero el deslumbramiento puede resultar muy molesto.
Ventanas con orientación Sur:
Es la orientación que más horas de sol recibe, desde poco después del amanecer hasta poco antes del anochecer.
El arco que describe el sol es de 180º y lo encontraremos muy alto en verano y relativamente bajo en invierno.
Además el uso de las estancias puede variar mucho, ya que un rango horario tan amplio hace que haya que tener en cuenta espacios de trabajo, cocinas, salones… la orientación sur nos permite, con un sistema bien elegido, ahorrar mucha energía en iluminación y climatización.
Hay una gran variedad de sistemas de control solar disponibles, por lo que se pueden realizar multitud de clasificaciones diferentes.
En este apartado vamos a clasificar los diferentes sistemas según el lugar donde se colocan, esto es: externos, en la carpintería o internos.
Son aquellos que se sitúan en el exterior de la edificación. Su principal función es que la luz no dé de lleno en la ventana para evitar que se produzca efecto invernadero en verano o climas cálidos, pero permitir que llegue en invierno o en climas fríos.
Se pueden destacar los siguientes tipos:
Las persianas enrollables es el sistema más utilizado en España. Muy efectivo como sistema de oscurecimiento pero es difícil regular la luz que entra por la ventana. Especialmente indicado para dormitorios, ya que permite evitar la entrada de luz y puede ayudar a aislar por la noche y evitar así la pérdida de calor por las ventanas.
Este sistema, cada vez más utilizado, permite regular la entrada de luz a la vez que evita la luz directa, por lo que es muy recomendado en zonas cálidas y en verano.
Funciona perfectamente en ventanas orientadas al sur, ya que regula la entrada de luz de arriba abajo, por lo que el mayor rendimiento se da cuando el sol incide desde arriba, pero en orientaciones este u oeste es muy poco efectivo, ya que para evitar que incida directamente un sol bajo hay que cerrar las lamas prácticamente del todo.
Al contrario que las horizontales, es perfecto para ventanas orientadas al este o al oeste, ya que permiten evitar la luz directa pero sin cerrar el dispositivo.
Los voladizos son elementos permanentes muy efectivos en ventanas que dan al sur, ya que, si está bien calculado, bloqueará el sol en verano pero lo dejará pasar en invierno, lo que combinado con unos cristales de baja emisividad puede aportar gran parte de la energía necesaria para caldear la estancia.
La gran ventaja es que es un elemento fijo que no necesita mantenimiento ni se estropea, la desventaja es que no regula la iluminación ni proporciona intimidad, por lo que, normalmente, deberá acompañarse de un sistema interno.
El funcionamiento de los toldos es el mismo que el de un voladizo, pero con la ventaja de ser móvil, por lo que es un poco más versátil pero frágil, especialmente en zonas donde es habitual que haya vientos fuertes.
Estos sistemas son, en general, para evitar deslumbramientos o calentamiento excesivo, pero no evitan la luz directa del sol. Dependiendo del tipo de vidrio que se haya colocado se puede evitar el efecto invernadero en verano y se puede evitar la luz directa combinándolo con un sistema interior cuando no sea posible hacerlo con uno exterior.
Las laminas solares se colocan en la parte exterior de la ventana y controlan el paso de radiación UV, por lo que evitan el calentamiento del interior.
Asimismo suelen oscurecer el vidrio, por lo que evitan en parte el deslumbramiento que pueda producirse.
Son igual de efectivos en cualquier orientación y tienen la ventaja de que no interrumpen la visión desde el interior, además de ofrecer intimidad, ya que suelen ser tintadas en negro, azul o espejo.
Algunas marcas comercializan ventanas que tienen un mecanismo de lamas, horizontales o verticales, integrado en la cámara que se forma entre los vidrios.
Esto evita que se ensucien o se estropeen por estar a la intemperie o el interior. El funcionamiento es el mismo que en el sistema exterior de lamas, pero al estar situadas entre los dos vidrios se produce un efecto invernadero que irradiará calor al interior si no se coloca un vidrio de baja emisividad.
Esto puede ser una ventaja en zonas frías, pero una desventaja en zonas cálidas.
Los sistemas de control solar que se colocan en el interior de la edificación deben ser capaces de regular la cantidad de luz recibida y evitar deslumbramientos al mismo tiempo que permiten que la radiación llegue al interior, por lo que la habitación se calentará en invierno.
En verano se deberían combinar con un sistema exterior.
Hay una variedad inmensa de tipos, telas, grosores, etc. pero todas tienen la misma función; que la luz no dé directamente al interior y ofrecer intimidad.
Los sistemas de lamas también puede colocarse en el interior y también está disponible con lamas verticales u horizontales.
El funcionamiento es el mismo que se ha explicado con anterioridad, pero permite que la radiación ayude a calentar la estancia.
La elección de un sistema de control solar que se ajuste a las necesidades de cada ventana puede hacer que se ahorre bastante energía al mismo tiempo que aumentará el confort de utilización de las estancias afectadas, por lo que debe estudiarse con detenimiento antes de elegir.
Hay que recordar que cada uso y orientación tendrá unas soluciones óptimas.
Además, en este caso, los gustos personales serán determinantes, por lo que no hay una solución ideal para todos los casos; se deberá elegir para cada ventana.