Hay una clasificación europea atendiendo a la norma EN13323 que nos ofrece una comparativa de los diferentes tipos de suelos laminados atendiendo a la resistencia superficial de estos tipos des suelos.
Se somete a los diferentes suelos laminados a un desgaste controlado, mediante una maquina automatizada que lija la superficie de la muestra de suelo, girando sobre esta, y midiendo el número total de vueltas. Así se obtiene la siguiente clasificación:
Baja resistencia superficial. Indicado para uso en dormitorios. Tienen una resistencia media al desgaste y baja a los impactos. Los suelos de resistencia AC1 resisten más de 900 vueltas, mientras los suelos con clasificación AC2 resisten más de 1.800 vueltas.
Resistencia media. Especialmente indicado para uso doméstico y, más concretamente, en recibidores, pasillos, salón y dormitorios. Resisten más de 2.500 vueltas.
Indicado para el uso doméstico intenso, comercios y oficinas. Tienen una muy buena resistencia al desgaste y una resistencia media a los impactos. Resisten más de 4.000 vueltas.
Uso doméstico y comercial muy intenso. Son los más resistentes tanto al desgaste como a los impactos. Son indicados para las oficinas en las que se usan sillas con ruedas. Resisten más de 6.500 vueltas.
Pero esta clasificación está en desuso, puesto que solo ofrece datos de la resistencia de la superficie. Hay que tener en cuenta también la clasificación que hacen los fabricantes en cuanto al tipo de uso. Así tenemos las siguientes clases:
Suelos laminados Clase 31 - Para uso doméstico intensivo - comercial moderado.
Suelos laminados Clase 32 - Para uso doméstico intensivo - comercial normal.
Suelos laminados Clase 33 - Para uso doméstico intensivo - comercial intensivo.
Suelos laminados Clase 34 - Para uso doméstico intensivo - industrial moderado.
Para la instalación del suelo laminado es importante tener en cuenta el sistema de anclaje entre las diferentes tablas, puesto que este será el punto más débil de todo el pavimento.
Cada fabricante tiene su sistema. Lo importante es que no quede ningún tipo de hueco entre las distintas lamas que compondrán el suelo y que queden enrasadas a la misma altura.
También existe una clasificación no oficial en cuanto a la resistencia al agua. Depende de la primera capa, de su naturaleza y grosor, así podremos utilizar suelos laminados hidrófugos en cocinas y baños.
Por último, podemos clasificar los suelos laminados atendiendo a su diseño. Son suelos sintéticos, por lo que pueden imitar distintos materiales que podemos encontrar en la naturaleza.
Así tendremos suelos que imitan la madera, las distintas piedras que se usan habitualmente en interiores y hasta gres.
Y, para terminar, unos consejos para elegir correctamente el suelo que más se adecue a nuestras necesidades:
Conocer el uso y la resistencia del suelo y de la zona de utilización.
Es aconsejable, debido al tipo de anclaje perimetral, cambiar el zócalo o rodapié.
Es recomendable guardar, una vez instalado, varias lamas enteras. Debido a que los diseños cambian según las distintas temporadas, si tenemos que cambiar posteriormente parte del suelo, no podremos hacerlo, puesto que encontrar ese diseño en el mercado, será una tarea prácticamente imposible.
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